¿Tienes acceso a algún espacio abierto como un patio, jardín, terraza o balcón en casa? Si es así, eres afortunado. Actualmente, el estilo de vida que llevamos promueve el aislamiento de la naturaleza. Sin embargo, la arquitectura nos da la posibilidad de tener espacios abiertos en donde se pueda refugiar la naturaleza, sin salir de casa y sin que eso signifique perder la seguridad y privacidad que esta misma ofrece.
Los espacios abiertos en una vivienda son la graduación entre el interior y exterior, e independiente de su ubicación son un elemento importante; no solo porque cumple una función de climatización pasiva al regular y distribuir ventilación e iluminación alrededor del mismo, o porque funcionalmente conecta, jerarquiza y/o distribuye otros espacios de la casa, sino también por los beneficios cognitivos, psicológicos, fisiológicos, sociales y espirituales que aportan en la calidad de vida del usuario.

Estos espacios que denominaremos “naturaleza privada”, se adaptan funcional y/o estéticamente. Pueden variar en el pavimento siendo este: duro, blando o mixto; añadir distintos tipos de vegetación como: grass, plantas, arbustos, árboles, jardineras, huertos, jardines verticales, cubiertas vegetales o techos verdes; también, pueden incluir elementos de agua como: piscina, espejos de agua, fuentes de agua, cascadas decorativas o un estanque para peces; asimismo, insertar mobiliario como piedras decorativas, cubiertas de sol y sombra, banquetas, parrilla, etc.

Las posibilidades de personalizar estos espacios son diversas y varían según las necesidades. Ello con el fin de generar una atmósfera confortable y crear un espacio interior donde el usuario se sienta identificado y desarrolle diferentes actividades dándole sentido y significado propio.

Entre ellas, cabe destacar el significado que tiene la naturaleza privada como catalizador de actividades sociales y de reunión familiar, llegando a ser percibido en algunos casos como el centro de la casa. Asimismo, puede representar un lugar de introversión, un espacio para la reflexión, meditación, relajación o descanso, un punto de encuentro y acercamiento con la naturaleza, un área de refugio, una zona contemplación y observación de los fenómenos meteorológicos, etc. De esta manera un recinto con zonas de apertura espacial, presencia de luz natural, viento, vegetación y/o agua se convierte en un lugar agradable en donde pasar el tiempo libre; y que el contacto y cuidado con el mismo produzca sensaciones positivas y de bienestar.

No es cuestión de percepción. Está comprobado por diversos estudios que estar en contacto con elementos naturales son beneficiosa para nuestra salud, cuerpo y mente y que las personas con acceso a un espacio abierto en su vivienda muestran más satisfacción en el trabajo, casa y la vida en general. En definitiva, son espacios apreciados como un privilegio y que se valoran mucho más cuando se comparan con otro tipo de viviendas como los bloques de edificios.

En ARAM, los espacios abiertos son elementos recurrentes en nuestros proyectos y nos mantenemos en la constante búsqueda de reinterpretar la tipología tradicional de la casa patio para incluirla en nuestra arquitectura contemporánea. Para nosotros es importante conectar con el paisaje, independientemente del contexto o la escala. Este lineamiento lo hemos aplicado tanto en viviendas unifamiliares como en proyectos de edificios comunales.

Un proyecto referente es el EDIFICIO MULTIFAMILIAR AC. Este proyecto abarca un programa arquitectónico denso; sin embargo, en su diseño y distribución, incluye patios como zonas de estar, con una banqueta y una pared vegetal. En los pisos superiores se genera conexión y vistas hacia el exterior a través de terrazas con jardineras, colocando en el último nivel una zona destinada a la socialización con piscina, parrilla y solárium.

Otra interpretación interesante es de la CASA CASTREJON. El resultado es una integración entre lo natural y lo construido de manera que ambos se complementan y se comunican a través de patios de diferentes jerarquías, un amplio jardín con piscina y cascada decorativa; una terraza con ingreso de luz cenital como zona social y vistas hacia el paisaje interior y un balcón como espacio de contemplación hacia la calle.

Tenemos claro que los espacios abiertos que permitan conectar con la naturaleza, van más allá de solo ser recurso eficiente tanto a nivel funcional y energético. Estos sin duda, tienen una influencia y relación directa con la calidad de vida al proveer un espacio de tranquilidad, plenitud y socialización dentro de la vivienda. Podríamos decir entonces, que tener una casa con un espacio abierto es sinónimo de tener una casa saludable.

Invitamos a la reflexión, tanto a arquitectos como a propietarios, sobre la importancia y la necesidad de la “naturaleza privada” en la arquitectura, para incluirlos al momento de diseñar el espacio interior y contribuir de forma relevante en la construcción de un mejor escenario para el habitar, que atienda no solo necesidades funcionales dentro de un programa arquitectónico, sino también necesidades dentro del marco de bienestar y del buen vivir.

Autor: Marcela Vásquez Fuentes


Arquitecta en Aram Arquitectos